Siempre he sentido atracción por los callaos, así es como llamamos los canarios a los guijarros, a las piedras lisas o cantos rodados. A lo largo de las distintas etapas de mi vida he pintado muchos; pero, lamentablemente, no tengo fotos de ellos, aunque estoy segura que cualquier día me da el arrebato y me pongo a pintarlos de nuevo. Algunos de los que conservo simplemente son parte del recuerdo encontrado en algún barranco de mi isla, Gran Canaria. Me cautivan sus formas y la erosión que han sufrido.
Hoy te traigo una buena colección de callaos pintados, buenas ideas para estos próximos días de verano, donde puedes participar con tus hijos descubriendo y atesorando piezas que les recuerden a algo y pintándolos posteriormente.
Entre los siguientes modelos los hay sencillos o con más complicación para los manitas, pero hay uno que me gusta especialmente, quizás por la influencia de la profesión que ejercí durante años, la enseñanza. Espero poder enseñarle algún día a mis nietos las reglas matemáticas con los callaos... quizás empiece a coleccionarlos ya.